jueves, 27 de noviembre de 2008

años de tormenta


Con gesto experto, enciendo la calefacción.

Espero. No creo que tarde mucho en calentar el aire frio y triste que corre por estos pasillos y que sustituye las horas alegres de antaño.

Despues de media década fuera de la ciudad, con ojos más cansados y mirada un tanto recelosa, vuelvo a pisar mi barrio, mis calles, mi casa.

Aún antes de llegar al portal, aproximándome por las calles estrechas que tantas veces recorrí, en bicicleta las mañanas de invierno o las tardes de verano, ahora que mas da ese detalle, sentia el eco de mi pasado, como un murmullo sorprendido y que acrecentaba mi latente excitación. Recuerdo haber sonreido. Por dentro claro, ahora ya solo río por dentro. Las sonrisas centelleantes y espontaneas son parte de un pasado inocente y riusueño que ya me sabe a descolorido.

Me froto las manos, la una contra la otra. Miro a mi alrededor y veo las cajas de mis CDs favoritos, desordenados, posiblemente metidos en la cajetilla que no le corresponde a cada uno. Muy típico de mi. A fin de cuentas, cinco años no son nada.

Me siento en el sofa y me enciendo un cigarrillo mientras estiro las piernas y las dejo reposar sobre la mesita auxiliar que gruñe bajo mi ingrata salutación.

Suspiro, el cigarrillo me sabe raro. Será porque estoy sobre aquel sofa en el que tumbada, sentada o arrodillada, participaba durante tantas horas en conversaciones en las que juré y perjuré que nunca fumaria. Siento como los músculos de mi cara reaccionan y se contraen en una mueca. No hace falta que me mire en espejo alguno, se que tengo la ceja encarnada con actitud esceptica, autosuficiete y un tanto burlona. Y se la dedico a esa niña que fracasó y que ahora aunque un poco mas vieja saborea este palito de cáncer, conmigo. Lo saboreamos juntas, porque yo la vencí.

Ya empieza a calentar el ambiente, pero mis pies siguen frios y muevo los dedos bajo el calcetín. Y una vez mas, suenan las articulaciones de mis pies, que se quejan y tienen frio, como yo. Eso a mi madre no le hubiese gustado, que sonasen las articulaciones digo.

Me levanto y doy vueltas por el salón, mirando cada rincón, reviviendo momentos congelados y un tanto entelados. Aún tengo frio.

Me miro en el espejo mientras me recojo el pelo en una coleta, como las de antes. Pero no soy la de antes. Este espejo recordaba mi cara mas joven y al verme ahora, accentúa sin piedad todos los signos del tiempo, de la arena y del vendaval.

Cinco años pasan rápido.

Llueve. Oigo ese ruido que tantas noches me acunó. El repicar de las gotas sobre el metal del alféizar de las ventanas.

Me deslizo con la espalda contra la pared, abandonandome . Cinco años no son nada, pienso. Y lloro, porque no se cuando la vencí y porque la tormenta se la tragó. Lloro, pero por dentro, claro está.
amnesia

viernes, 14 de noviembre de 2008

Fresas en tiempo de naranjas

- ¿ Has recibido mi e-mail?
- ¿Cuál, el de la cuenta yahoo, gmail, hotmail o el mio privado?
- Pues no se muy bien, fijate...
- Anda, que...
- Oye, ¿Que dices? no te siento bien...
- Nada, nada. Pero estate quieto, ya, que se te refleja toa la luz en el papo...
- ¿Qué luz? ¿la del mobil? ¿ o la del ipod?... Oye! ¿Has visto qué gráficos tiene ese videojuego nuevo del anuncio?
- Pues claro, ayer, estaba navegando por internet y entre spam y spam, iba leiendo la noticia.
- ¿ Que leias qué?
- Pero tio, bájate el volumen de esa música japo-friki que luego te quejas de que no me oyes...
- Si, claro. Y tu que te empanas y ni me miras. Vete tu a saber que estaras mirando...
- Bueno, tu sordo y yo ciego colega. Qué más quieres...
-¡Nos falta la muda!
-¡ Calla,tio! ¿¿has visto la chavala esa del pelo lila??
- Ya ves, esa es nuestra fijo.
- ¿Qué buena está!
-Venga,¿ le hablamos?
- ¿le hablas tu o yo?
...

La niña sentada en el banco miraba de reojo al muchacho desgarbado que se encorbaba sobre la pantalla de su ordenador portatil, hablando con su amigo, por cam. Ella observaba, y ellos, ventieañeros, ambos reian estruendosa y nerviosamente frente a la idea de flirtear con un muñeco de pelo lila que se paseaba por la pantalla rodeada de mas personajes charlatanes, todos igual de alegres y estrafalarios, pertenecientes a un mundo, según le pareció oir, llamado second life.

La niña alzó la vista. Un par de metros mas allá chicas reales, bonitas y de pelo normal, se paseaban aunque no tan alegres ni tan charlatanas. Bueno, puede que sí que fueran tan alegres y charlatanas, pero estas a su vez, también estaban absortas en su otra realidad. Hablando solas, estando lejos...

Era otoño. La niña se levantó del banco y viendo que el muchacho seguia aferrado con frenesí a la pantalla,decidió que quería comer fresas en tiempo de naranjas.

amnesia

jueves, 6 de noviembre de 2008

La muerte de medusa



medusa muere,

serpientes inertes.